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Carlos Lértora Sáez: documental, sonido y memoria territorial

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Desde hace casi dos décadas, Carlos Lértora Sáez ha tejido una prolífica trayectoria como cineasta, explorador sonoro y archivista cultural en el Valle del Aconcagua. Su trabajo, que transita entre el documental, el arte sonoro, el collage y el tallerismo territorial, se sitúa en la intersección entre memoria, arte y resistencia. Carlos comenzó su formación en Comunicación Audiovisual en 2005, y ya en esos años exploraba el videoarte como forma de expresión visual y sonora. En sus primeras incursiones universitarias se integró al circuito de visuales en conciertos y eventos independientes. Luego de residir en Viña y Santiago, retornó a San Felipe en 2007, momento clave que define como un reencuentro íntimo con el territorio que había habitado sin comprender del todo. “Una ciudad desconocida, con sus humedales, cantos a lo divino y bailes chinos, emergió ante mis ojos con una fuerza nueva”, relata. Su obra documental ha sido una búsqueda constante por comprender la provincia desplazándo...

Una partitura en movimiento: creación y deriva en la obra de Enya

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Desde muy pequeña, para Enya De La Jara la música fue algo más que una asignatura escolar: fue un espacio de pertenencia, una práctica compartida y, sin saberlo entonces, el primer peldaño de un largo viaje. Todo comenzó en el coro infantil dirigido por Avelino Curaqueo, profesor mapuche que integraba el mapudungun al repertorio coral. Aquella experiencia, más que una actividad extracurricular, se convirtió en una escuela de sensibilidad. Con apoyo municipal y una estructura sólida, el coro realizó giras por Temuco, Pucón, la Quinta Región y más allá. El arte vocal fue el punto de partida, pero no el límite. La adolescencia trajo nuevas formas de exploración: coros más clásicos, bandas escolares, talleres de folclore. La escuela España y luego el colegio María Auxiliadora fueron sus escenarios formativos. Luego vino la decisión que marcaría su camino profesional: estudiar composición en Santiago. Fue en la capital donde la música comenzó a encontrar otras formas. A través de amistades ...

Entre libros, poesía y un par de decisiones por ahí: Patricio Serey, el oficio de un diletante:

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No fue una infancia de biblioteca. Tampoco hubo relatos fundacionales, ni familias lectoras que custodiaran el rito. Apenas una Biblia, algún Condorito y un diccionario rondando por la vieja casa paterna del casco norte de San Felipe, a la que siempre vuelve. El amor por la lectura no se hereda, se intuye. Y esa intuición, en el caso de este poeta —que prefiere no encasillarse bajo un título único—, comenzó tarde, entre tiempos muertos de una vida agrícola que no parecía encajar del todo. Formado en una escuela técnico-agrícola, a los 19 empezó como obrero y terminó dando asesorías en el rubro en Quillota. Le gustaban las plantas, pero algo no cuajaba. La rutina lo desgastaba, y la falta de motivación no era desidia: era “intuición poética”. Había algo más, algo que latía por fuera del horario de trabajo, que se dejaba asomar en los silencios del día. Así comenzó a leer, y a escribir por consecuencia. Llegando a los treinta, cuando —según las expectativas sociales— uno debería estar “i...

Rocío Figueroa: Imágenes que desbordan en el lenguaje

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Hay quienes se acercan a la escritura como una decisión tardía, y hay quienes, como Rocío Figueroa, la encuentran desde la infancia, casi sin darse cuenta. Tenía apenas cinco años cuando recibió su primer diario de vida, con candado y llavecita, como se estilaba en los años ochenta. Aquello no fue solo un regalo: fue una ventana íntima al lenguaje. Desde entonces, el registro escrito ha sido para ella un modo de mirar el mundo. Rocío nació en La Serena, creció entre colegios y cuadernos, y más tarde eligió estudiar Licenciatura en Arte en la Universidad de Playa Ancha. Lo hizo contra todo pronóstico, y con una certeza que aún conserva: lo suyo estaba en la imagen, pero también en la palabra. En Valparaíso vivió años intensos, y fue allí donde se abrió otra ventana —la literaria— que la llevó a involucrarse en talleres, lecturas y escrituras desde el cruce entre lo visual y lo poético. Uno de los momentos fundacionales fue conocer la obra de Juan Luis Martínez, en las clases del profeso...

Desde lo universal a lo particular: poética y narrativa de Marco López Aballay

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La escena es simple: una biblioteca pública, una libreta de notas, libros prestados cada semana. Ahí empezó todo para Marco López Aballay. Leía con un interés desinteresado, sin saber aún que esas lecturas formarían el sedimento de lo que luego sería su obra. Participó en talleres literarios en San Felipe, primero guiado por Carlos Hernández, luego por la poeta Azucena Caballero, con quien trabajó por dos años. También asistió a los encuentros de Nadia Prado en Almendral. Entre una lectura y otra, en ese ir y venir de encuentros y cuadernos subrayados, comenzó a escribir sus primeros textos. Fue en 1999 cuando decidió tomar más en serio lo que había empezado como un ejercicio privado. En 2003, tras obtener una mención honrosa en un concurso literario local, publicó su primer libro: Diálogo nocturno. Una obra que —como él dice— nació de un largo proceso de corrección, lectura compartida y reflexión: “Hubo mucha ayuda para mejorar ese texto. Mucho acompañamiento técnico, pero también aní...

La libertad fantástica de Carolina Savard: Ilustrar lo que no existe

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Desde el jardín infantil ya dibujaba figuras humanas con solvencia. Carolina  Savard entregaba carpetas con personajes definidos, escenas completas. “Dibujo desde siempre”, dice. Y no suena a exageración. En su casa había cómics, dibujos animados, cuentos. Había, sobre todo, espacio para inventar mundos. “Lo real lo ves todos los días. No me interesa tanto reproducirlo. Es más entretenido crear algo que no existe”, comenta. Así, hadas, criaturas, paisajes mágicos y mundos alternativos habitan sus cuadernos y pantallas. Aunque no estudió una carrera formal —porque en su época “no existía nada parecido”—, aprendió a través de la práctica. Autodidacta, comenzó ilustrando sus propios libros e historias, y con los años trabajó en un estudio de animación en Santiago. Allí se formó junto a otros artistas, corrigiendo y afinando trazos, y aprendiendo desde el oficio colectivo. También ha realizado encargos para textos escolares, caricaturas por pedido e ilustraciones infantiles con estilo ...

Cristían Moisés: lo ingenuo, lo incierto y lo compartido como formas de arte

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Hay una anécdota que Cristián Moisés no olvida. Estaba en segundo medio, en clases de Artes Visuales. La profesora pidió como tarea identificar los colores de una pintura de Munch. Se dedicó a observar detenidamente, a escribir lo que veía. Pero cuando entregó su trabajo, la profesora se molestó. Le dijo que había anotado colores que no existían en la pintura. “Pensó que estaba agarrando para el webeo”, recuerda. “Pero no era eso. tenía un tema con el daltonismo” Esa escena, aparentemente menor, encierra una clave sobre su forma de entender el arte: una aproximación sin pretensiones, alejada del canon, de las formas estandarizadas de observar y crear. Aunque conoce las técnicas y estructuras, siempre termina desplazándose hacia lo que necesita inventar. Desde niño —dice— ya dibujaba en las paredes, sobre la mesa, en los cuadernos. No había método, no había teoría, pero sí un propósito artrítico.  La escritura le llegó por las mismas grietas. No como proyecto, sino como desbord...